Ben Chafin cree que el futuro de la energía limpia está en las minas abandonadas. El senador del estado de Virginia, cuyo distrito en los Apalaches está cubierto de minas vacías, logró que se aprobara en abril una norma legal que anima a las empresas a transformar esos espacios en gigantescos dispositivos de almacenamiento para contener grandes cantidades de energía renovable.
La idea, estudiada por Dominion Energy, es llenar las minas con agua y luego usar la electricidad de los parques eólicos y solares para bombearla hasta un depósito en la superficie. Cuando la red necesite energía, los operadores abrirán las compuertas, dejando que el agua corra hacia las turbinas en su camino descendente. “Y listo, así obtienes electricidad. Estas minas profundas pueden funcionar como una batería gigante”, dijo el republicano Chafin.
La tecnología que Chafin propone no es nueva, fue usada originalmente por una planta hidroeléctrica suiza en 1909. Pero no fue sino hasta 1960 y 1970 que la tecnología floreció, sobre todo para almacenar la energía sobrante de las centrales nucleares. Desde entonces ha sido mayormente ignorada. Sin embargo, el auge de la energía solar y la eólica ha detonado la necesidad de baterías a enorme escala.
A diferencia de los generadores de carbón y gas, los parques eólicos y solares no proporcionan un flujo constante de electricidad, ya que el sol no siempre brilla y los vientos son inconstantes. Durante mucho tiempo las baterías gigantes se han considerado la mejor solución para equilibrar las oscilaciones de la energía limpia, permitiendo que sea usada más ampliamente.
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