Gracias a un método simple y barato desarrollado por ingenieros de materiales de la Universidad de Wisconsin-Madison (EE.UU.) que permite convertir la fuerza mecánica de las pisadas sobre él en electricidad utilizable.
El método creado por el equipo de Xudong Wang y Chunhua Yao da un buen uso a un material residual común: la pulpa de madera. La pulpa, que ya es un componente habitual en algunos suelos, está hecha parcialmente de nanofibras de celulosa. Son fibras diminutas que, cuando son tratadas químicamente del modo adecuado, producen una carga eléctrica al entrar en contacto con nanofibras que no lo están.
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