La producción de combustibles líquidos a partir de energía eléctrica procedente de fuentes renovables es un componente principal de la naciente revolución energética.
Los científicos del proyecto SOLETAIR acaban de lograr la producción de los primeros 200 libros de combustible sintético a partir de energía solar y del dióxido de carbono del aire, usando para ello la síntesis de Fischer-Tropsch. INERATEC, una nueva empresa impulsada por el Instituto Tecnológico de Karlsruhe (KIT) en Alemania, coopera con socios finlandeses en dicho proyecto. La planta química piloto, móvil, produce gasolina, gasóleo y queroseno a partir de dióxido de carbono e hidrógeno, de fuentes renovables.
Aunque la combustión de combustibles como la gasolina genera dióxido de carbono (CO2), la ventaja de elaborarla a partir de dióxido de carbono extraído del aire con el método ensayado es que el proceso no provoca en la atmósfera un aumento neto de este gas con efecto invernadero.
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