Por lo pronto, Iberdrola tiene posibilidades de participar con cuatro fotovoltaicas y una eólica en desarrollo que en conjunto suman 750 megavatios y una inversión de 900 millones de dólares en la tercera subasta de energía de largo plazo, en el papel de vendedor.
Los mecanismos que diseñe y flexibilice el gobierno en los próximos años, así como las condiciones para la selección de participantes, serán fundamentales para que tanto el sistema de transmisión como los mercados eléctricos maduren y se desarrollen al ritmo de crecimiento de la demanda nacional, consideró Enrique de Alba, director general de Iberdrola, que con 6,100 megavatios instalados y 4,100 en construcción, además de una oferta equivalente a casi 9.4% de las necesidades de compra de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) en la tercera subasta de largo plazo, es hoy el jugador privado más dinámico en el sector mexicano.
Pero en el papel de comprador, llega con una demanda de 526,136 megawatts y certificados de energía (CEL), que equivalen a 9.4% de los requerimientos de energía de la CFE, más la misma proporción en potencia, aunque, siendo el mayor generador privado del país, su interés se centra únicamente en los CEL, que por ahora no se pudieron comprar separados, confesó De Alba.
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