Los mercados de gasolinas y diésel en México transitan de un modelo de proveedor único (Pemex) de casi 80 años a un esquema abierto en el que jugadores privados invertirán en los próximos años alrededor de 16 mil millones de dólares en infraestructura y competirán para abastecer de combustibles al “acelerado” aumento de demanda.
La presencia de competencia no reducirá los precios significativamente en el corto plazo hasta que se desarrolle el mercado y se amplíe la infraestructura de almacenamiento, distribución y transporte marítimo, ferroviario y por ductos, dijo el analista energético Arturo Carranza.
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